Antihéroes: Batman, el caballero de la noche

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Antihéroe: personaje cuyas características son contrarias o que no corresponden a las del héroe tradicional y poseen defectos de la gente común.

Siempre he tenido cierta fascinación por todos aquellos villanos de la ficción, quizá porque siempre los he visto como personajes más humanos a causa de sus defectos que identifico como propios (algunos) aunque mi parte de bondad entiende que sus objetivos son equivocados. Pero hay personajes que deambulan alrededor de la frontera entre el bien y el mal, que podríamos definir como el personaje con los objetivos correctos, pero el camino que toman para lograrlos es equivocado, abrazando su parte humana, su parte llena de defectos y generalmente repleta de sufrimiento, los antihéroes.

Y dentro del conjunto de antihéroes siempre hay quienes destacan más que otros, y este artículo está dedicado al mayor antihéroe de la historia, el epítome de los antihéroes, y quien por cierto recientemente cumplió 80 años desde su creación, por supuesto hablo de Batman.

En su origen es quizá donde reside el poder de atracción de un personaje como este y donde se gana la empatía de la mayoría de sus fanáticos. Un pequeño niño al que le son arrebatados ambos padres en un breve momento en medio de la noche en un oscuro y sucio callejón. Es en este vilento acontecimiento donde tienen origen los distintos polos humanos de Batman, por un lado el perder a sus padres a manos de un sanguinario delincuente, lo motiva a convertirse en un justiciero que busca erradicar a la escoria criminal de su ciudad. Pero al mismo tiempo la muerte de sus padres lo desestabiliza emocionalmente empujándolo noche tras noche un paso más cerca de la locura, pues no solo es un justiciero implacable, es, al mismo tiempo un ser oscuro, lleno de rabia y sediento de venganza, sin temor de manchar sus manos con la sangre de cualquiera que se atraviese en el camino de él y sus objetivos.

Desde su primera aparición en el número 27 de  la publicación Detective Comics, en el año 1939, el hombre murciélago dejaba ver que no tenía límites morales similares a los de ningún héroe tradicional, logrando una química increíble con los lectores. Y su presencia frecuente se hizo necesaria no solo para los lectores de comics, el mundo de los superhéroes necesitaba de él, necesitaba de un personaje más humano, de un personaje con virtud pero que a veces es dominado por sus propios demonios, un personaje que hiciera contrapeso a tanta bondad, a tanta perfección que emana de los héroes tradicionales.
Imagen tomada de Smash México. Derechos de autor de D.C. Comics

Sin tratar de quitar mérito a ningún precursor, podemos considerar a Superman como el primer superhéroe en un concepto general, este personaje tuvo un tremendo éxito, porque contenía y representaba todas las bondades que como humanos aspiramos a poseer, un ser intachable y lleno de virtud, un ejemplo inalcanzable, que, precisamente el personaje es un ser de otro planeta, porque ningún humano lo igualaría jamás. Entonces si Superman es esta luz moral que nos inspira a ser mejores, Batman no solo desprecia esta aspiración a la virtud, sino que conoce su propia oscuridad y la abraza como parte de su ser, Batman en sus 80 años de historia ha representado al humano promedio, a ese que no puede aspirar a ser un Dios, y en cambio vive en la cotidianeidad de la inmundicia social, a ese que frecuentemente cruza la frontera entre la bondad y la maldad.

Batman ha sido un personaje tan oscuro que, como se sugiere en una de sus más grandes historias “The Killing Joke”, está tan sediento de tomar venganza en sus propias manos, que raya en la locura, que bastaría una pequeña decisión errónea para caer en la demencia abandonando su sentido de la justicia y convertirse en un sádico villano. Y sin embargo lucha contra esa oscuridad interior como todos nosotros, y por todo esto es que Batman es sin duda el más icónico antihéroe.
Derechos de autor Brian Bolland y D.C. Comimcs


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